
Una de las cosas que más me apasionan es preparar una fiesta temática de cumpleaños para mis hijos. Llevo casi 20 años organizando cada año una fiesta donde veo los ojos brillantes de mis tesoros o de sus amigos disfrutar de mi mundo de fantasía y de la magia del día. Este año toca también una súper fiesta, con decorado de cartón, piñata, yincana sobre la temática de los juegos olímpicos. 10 años se celebra…y es el año de los JO de Rio…Yo no me pierdo este momento por nada del mundo…Mis niños son un regalo que merece por lo menos una fiesta inolvidable cada año. Ayer preparándolo todo en una casa caótica de creatividad, risas, cartones, pintura por el suelo y mucha alegría, me hice la reflexión siguiente: lo más importante de lo que estoy haciendo con y para mi hijo, no es tanto resultado final sino el proceso para llegar, y sobre todo el disfrute que estamos experimentando, AHORA. Mis amigos aquí de visita alucinaban con todo lo que hacíamos para un cumpleaños de unas horas ; tanto trabajo para un arte efímero que iba a acabar a la basura en unas semanas…Merece la pena? Los comentarios me hicieron pensar a lo que hago naturalmente que se ve de fuera como una locura sin sentido. Hay tantas cosas que pueden comprarse en tiendas, mientras yo tardo en hacerlo muchas horas…Allí está el “quid de la cuestión”. Para que perder el tiempo? Que me lleva a hacer tanto si lo puedo encontrar todo, comprándolo, y no molestarme durante semanas en preparar algo tan “innecesario” y superfluo que una fiesta? Todo lo que hacemos depende de nuestros valores de vida. Y los míos guían mi vida. Para mí, la familia y los niños han sido siempre mi prioridad. El tiempo que paso con ellos es lo que más me llena de felicidad. Solemos decir cuando amamos, no contamos….y es realmente lo que siento. El amor a mis hijos, y el que tengo para crear es tal que nutro dos amores de un tiro, que me llenan mucho de vitalidad y alegría. Cuando el disfrute y el amor nos impulsan, el “hacer” viene naturalmente, el resultado no importa tanto y el tiempo vuela, hasta desaparecer. Fluimos haciendo y disfrutando sin más….simplemente. Pregúntate que sueles hacer que está guiado por tus valores de vida? Y que es lo que no te motiva mucho que necesitaría conectar con unos de tus valores para darte ánimo y disfrutar haciendo? No tenemos porque hacer luchando… cuando lo podemos hacer disfrutando. La segunda reflexión que me hice fue acerca de lo que la mayoría de mis clientes encuentran en el camino hacía sus metas: la falta de energía, motivación o interés suficiente para seguir y los miedos irracionales a no llegar, a fracasar o hacerlo mal (según nuestros prejuicios mentales). Y es que, en el camino hacia la meta, están nuestros pensamientos que toman demasiados protagonismo en detrimento de nuestras emociones. Si sigo con la analogía de mi fiesta de cumpleaños que estoy preparando, os tengo que confesar que no sé si vendrán niños, no sé si el tiempo será agradable, no sé si estaré en forma para organizar y montarlo todo, no sé si los juegos que he pensado van a gustar, no sé si lo vamos a disfrutar…no sé si será un éxito. La verdad es que no sé nada de esto… 1) Porque se trata del futuro desconocido 2) Porque lo depende de otros no lo puedo controlar 3) Porque cualquier imprevisto puede surgir No sé muchas cosas que no dependen de mi….pero si llega o no os puedo asegurar que CADA MINUTO que paso con mi hijo pensando, creando, haciendo y construyendo para la fiesta me llena de amor, alegría y vitalidad. Obrar por el simple placer de crear, jugar y compartir esta preparación con y para mi hijo, es ya es un regalo en sí. Podría incluso decir que si no se hiciera la fiesta, me quedaría como muy feliz por todo el camino hecho y disfrutado. Los estudios sobre la neurociencia confirman que lo que vivimos y sentimos antes de haberlo experimentado de verdad, como la preparación de un viaje, de un sueño o incluso la experiencia de una nueva relación, o la de ser padre, es lo que puede generar hormonas de felicidad aunque no lo hayamos experimentado todavía. Vivir el futuro preparándolo en el presente, es la mejor forma para crearlo. Si pudiéramos vivir este disfrute cada vez que tenemos una meta en mente, el camino sería muchísimo más fácil que de tener millones de preocupaciones que nos paran en el camino. Así que la segunda reflexión para ti es: cuál es la próxima meta que quieres alcanzar y que podrías enfocar como una fiesta de cumpleaños? Disfrutando de la preparación sin preocuparte del resultado. Lo mejor es caminar hacia lo que quieres, imaginándolo: en el caso de la fiesta de cumple, me imagino a los niños corriendo y feliz, las risas, la vitalidad que tienen, mi energía y alegría de vivir contagiosa…los ojos de mi hijo como dos soles…Me alegro pensar en los amigos y familiares que estarán para festejar con nosotros, imaginar cada juego y como se plantearía… Lo imagino y vivo todo tanto que parece que ya lo estoy disfrutando. Cuentan que un periodista comentó a las hijas de Walt Dysney el día de la primera apertura del parque Dysney: “Que pena que vuestro padre no haya podido ver el resultado de uno de sus grandes sueños” y las hijas de contestar: “ya lo había visto mejor que nadie, y con tantos detalles, lo tenía muy real y presente en su cabeza” Cuando preparamos y vivimos el futuro con tanto disfrute, la realidad no se aleja mucho del sueño, y sobre todo es una manera imparable de crearlo. Si quieres disfrutar de la vida, enfoca toda tu energía en el camino, viviendo en el presente todo lo que te aporta el camino. Que la meta llegué o no, es un detalle, si disfrutas a tope con pasión, es lo que realmente importa y te da VIDA.