
Cuando se hablaba el viernes 13 de marzo de un propbable confinamiento, decidí ir a la libreria para comprarme un libro que iba a ser mi guía en este momento que intuia como bastante intenso y complejo.
Me regale el libro del gran Viktor Frankle, El hombre en busca de Sentido. En realidad no fui a buscar a este libro, sino que él libro me llamó, y supe que tenía que leerlo. Sabía que me iba a acompaña Viktor durante este tiempo extra ordinario, para relativizar la situación que vivíamos a nivel mundial. Y me ayudo hasta un punto ….
Empezó el confinamiento y yo me sentí feliz en mi casa de artista con mis 2 maestros de vida: mis hijos.
No me costaba vivir entre 4 paredes pero si sentir que un estado de alarma me quitaba todos los proyectos de vida profesional que estaban en curso.
Me sentía robada, encarcelada, y privada de mi poder de libertad para trabajar más del de salir a la calle a pasear. El hecho de poder pasar tiempo con mis amores, jugar, cocinar, y tomar tiempo de relax para mi, me venía muy bien. Necesitaba descanso, y este confinamiento me lo regalaba.
Pero a la vez me robaba posibilidad de cerrar operaciones, seguir con meses de trabajo que iba a ser coronado y compensado por una remuneración merecida.
Viktor Frankle relata las diferentes fases que ha observado en los presos en el campo de concentración donde estuve muchos años. Sin compararme a él ni mucho menos, me pareció increíble que la 2nda fase que describe fue la que viví con más intensidad al final del primer mes de confinamiento: «la de la apatía generalizada que lo llevaba a un especie de muerte emocional».
No he experimentado la nostalgia del hogar y de la familia de la cual habla, pero si de todas esas cosas que me prohibían hacer ahora, entre ellas trabajar, viajar y ofrecer a mis clientes cumplir con su proyecto inmobiliario y cambio de vida.
Cuando me vi como un robot día tras día poniéndome una peli cada noche para pasar las horas, y comiendo chocolate, me asusté. Estaba tomando el camino del dulce y lenta muerte emocional. No pintaba, no cosía, no ordenaba todo aquello que siempre dejaba para el día que tuviera tiempo. Hoy tenía este tiempo, pero no lo usaba a nada creativo como a mi me apasionaba hacer.
Cuando pude aceptar este momento temporal de encerramiento además de proyectarme en este presente para disfrutarlo y ofrecer algo al mundo que mi vida cambio de la noche a la mañana.
Me propuse acompañar sin saber muy bien como, estar en las casas de cada uno que lo necesitaba con mis consejos, 3 minutos de píldoras y mi sonrisa además de unas ganas de disfrutar creando como una niña.
La idea surgió como de la nada: iba a hacer un abecedario del confinamiento: 26 píldoras motivadores y sencillas para este momento de encerramiento para ayudarme y ayudar a otros como yo que vivía una apatía emocional.
Supe como empezar con la A …pero luego cada día era una sorpresa creativa, entre mi mente espitosa y mi mente racional que allí se peleaban. La coach empresarial no quería dejar que la niña loca se pudiera expresar a su manera.
Sentía que algo grande e importante para mi se jugaba. Acepté no conocer como iba a mantener 26 letras del alfabeto para acompañar durante este momento. Pero la creatividad se encendió cada día, y me convertí en una mujer en camino de su sentido sin saberlo.
Descubrí que con la creatividad, mi vida es eufórica. Que frente a la página blanca de cada día que me ofrecía la letra acepté no saber y que fluyera la inspiración desde el juego y el «hacer con lo que tengo».
Fue un trabajo de muchas horas que me encantó. Y nunca pensé que la gente me iba a decir que cada día estaban esperando mi sonrisa para animarles y llevarle luz y alegría en su casa.
Nunca pensé que algo tan fútil podría darme y dar tanta vida. Descubrí que el juego, el humor y el tiempo nos ponen en nuestro lugar para poder vivir con V mayúscula sin tener muchos recursos sino reciclando los que tenemos y los que descubrimos que sin una situación tan extraordinaria como la del Covid 19, podría enseñarme que que el Covid no me tenía preso, sino que me tenía un regalo : este A del principio del alfabeto me iba a hacer descubrir talentos, ideas, formas de comunicación y variedades increíbles que me han hecho disfrutar de toda una experiencia bellisima.
Os invito a descubrir en mi canal de youtube cada letra del Alfabeto del confinamiento que os aportará alegría, paz, amor, y sobre todo un nuevo prisma para ver la vida aún cuando no tiene la pinta que esperábamos.
Cuando nos dejamos moldear por los acontecimientos de la vida, la vida nos moldea y nos regala talentos, felicidad, amor y momentos orgásmicos vitales.
Te deseo un día maravilloso de amor, paz y alegría
Karín