
Quien ha tenido la experiencia de usar unos zapatos que le hacen daño, sabe lo desagradable que es. Mejor descalzo que con unos zapatos que no son los tuyos, ¿verdad?.
En la vida, pasa lo mismo. Si vives una vida que no te pertenece tendrás la misma sensación desagradable, e incluso mucho peor. Igual que no te puedes poner los zapatos que usabas cuando tenías 7 años, no puedes vivir en el pasado. Tienes que vivir en el presente y estar presente si quieres sentirte bien.
“Estar presente” es la capacidad que nos permite salir de nuestro modo automático que nos hace caer en los impulsos y las decisiones inadecuadas por las cuales nos arrepentimos luego. Los humanos suelen vivir en gran parte con la mente subconsciente, el 95 % del tiempo.
Es decir, que la mayoría del tiempo hacemos, pensamos y sentimos por automatismos basados en nuestras vivencias, experiencias y recuerdos del pasado.
Si lo pensamos, es abrumador: es increíble pensar que cuando compras una casa, te enamoras, eliges un destino de vacaciones, etc., solamente te basas en tu pasado, en lo que eras hace años, a veces, en tu infancia, o en los valores de tus padres… Lo haces sin pensar, de manera automática. Por esto, un día te despiertas con la sensación de haber pasado al lado de tu vida, de no ser tú, de no estar a gusto, ¡o de vivir la vida de otro que no eres!
En francés, me gusta esta expresión: “Être à côté de ses pompes” (“Estar fuera de sus zapatos”). Está “fuera de sus zapatos” aquella persona que no está concentrada y pierde el rumbo hacia dónde va. Se usa también para decir que no se encuentra bien, como fuera de sí misma. Y es así: ¿dónde mejor podemos estar que dentro de nuestros zapatos para llegar a nuestro destino? A veces llegamos a una edad, preguntándonos si somos realmente los propietarios de aquellos zapatos.
La crisis de los 30, 40 o 50 años son estos despertares que nos abren los ojos de repente. Han pasado 20 o 30 años sin que nos hayamos dado cuenta, viviendo en zapatos que nos duelen o que no son de nuestro gusto o talla. Sea porque hemos vivido en modo automático toda la vida y que este modo no era lo que habíamos soñado para nosotros, o porque hemos evolucionado y queremos otras experiencias.
Cuando te despiertas a estas edades y te das cuenta de que has hecho más de lo que soñabas, es muy probable que hayas vivido conectado a tu presente y tu ser para vivir lo que realmente querías. Es una gozada.
Cuando sientes que te has convertido en la persona contraria a lo que querías, el despertar es como el que tenemos tras una pesadilla, pero peor: porque, al despertarte, la angustia continúa.
Hoy puedes remediar a este círculo vicioso que no te deja vivir en paz, y que no te permite disfrutar de tu grandeza.
Toma un momento para estar a solas contigo y reflexionar un poco en :
¿Qué querías ser de mayor cuando eras pequeñ@?
¿Quiénes eran tus modelos a seguir?
¿A quién admirabas y a quién querías parecerte?
¿Cuál era tu estilo de vida/trabajo/pareja/actividad soñado?
¿Es lo que vives ahora?
¿Cómo podrías acercarte a aquello que soñabas?
Cada pregunta que contestas con honestidad, te acerca a ti. Cuanto te conviertes en el que eres de verdad, volverás a sentir que estás muy bien en tus zapatos, en tu piel, en tu historia, en tu vida.
Aprovecha este día para dar la vuelta a lo que puede ir empeorando con los años y la vejez. El regalo más grande que te puedes hacer es hacer de tu vida, lo que realmente quieres.